Mi espíritu se siente oprimido
por una terrible angustia,
por una tristeza mordaz.
Hace tiempo que mis alas se rompen
como frágiles ramas bajo un huracán;
los cuchillos de la vida
las atraviesan con saña y mezquindad;
he querido hacerlas de hierro
pero son demasiado pesadas para volar.
Siento que poco a poco
mi ánimo y mis fuerzas flaquean,
que no será capaz de volver a volar;
y en sueños veo trozos de mi cuerpo
que se extienden a lo largo
de la arena negra de la playa;
los más cercanos al agua
fluctúan sobre la espuma,
adentrándose en el mar
subiendo y bajando con las olas de la vida,
vagando por la espesa niebla
de la infernal soledad.
Estoy casi sin cuerpo ni alma,
flotando como humo que se aleja
lentamente hacia las alturas.
Me siento vacía y sola.
Cada vez el vacío es más largo...
¡Ya no soy nada!
Ana (Sin fecha)