24 de marzo de 2009



A Migue

Hace tiempo que te fuiste
aunque a mí me parece nada.
Ya no son mis ojos los que lloran,
ahora las lágrimas me salen del alma.

A veces me cruzo
con la gente en la calle
y me parece que eres tú
el que entre ella andas.

Otras, me da la sensación
que caminas a mi lado
siguiendo el ritmo de mis pasos
y que te puedo tocar
sólo con alargar mi mano.

Y cuando en mi intimidad nocturna
contemplo el firmamento
veo en el espacio infinito
brillar con más intensidad una estrella.

Ella me mira y me sonríe,
entonces sé que esa estrella,
esa brillante estrella eres tú
y me siento confortada
sabiendo que estás ahí.

Por eso cada noche
me asomo a la ventana
buscando tu luz.
Ana (Mayo, 97)